Atrapado en el tiempo (1993). Groudhog Day. EE UU. Género: comedia. Duración: 93 minutos. Dirección: Harold Ramis. Intérpretes: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliot, Stephen Tobolowsky, Brian Doyle-Murray. Guión: Danny Rubin y Harold Ramis. Música: George Fenton. Fotografía: John Bailey. Montaje: Premboke J. Herring. Producción: Trevor Albert y Harold Ramis.
Trama.
Un meteorólogo de televisión acude con su equipo a Punxsutawney, un pueblo del interior para grabar el popular acto del Día de la Marmota (el título en inglés), el 2 de febrero, que queda aislado por una tormenta de nieve. Se queda a dormir en un hotel y al despertar al día siguiente con la canción I've got you babe (de Sonny y Cher) se sumerge en una pesadilla aparentemente eterna: vuelve a ser el 2 de febrero, y la misma secuencia de hechos se repite desde el amanecer hasta el anochecer, el mundo no cambia, los demás no cambian. Él es el mismo físicamente, pero sí cambia interiormente, y deberá plantearse el sentido de su existencia y de un malhumorado inaguantable muda en un hombre mejor.
Opinión.
Una de las mejores comedias de los últimos decenios, tan sensible e inteligente que el espectador desearía más; pero ese inacabamiento es perfecto. Es una de esas maravillas que te sorprenden no por sus inmensos medios y efectos especiales sino por la calidad de su escritura y la adecuación casi milagrosa de los actores a sus personajes. La progresión de Murray gracias a la educación de su espíritu es uno de los mejores alegatos en favor de la enseñanza y de la esperanza en el progreso. ¿Y además quién no se enamoraría de MacDowell?
Los aficionados discuten cuánto tiempo está Murray anclado en ese día: Ramis pensó primero en 10.000 años, pero más optimista, concluyó luego que le bastarían un decenio. Y otra anécdota: Ramis y Murray habían formado un exitoso equipo durante muchos años pero se rompió en este filme porque el actor sufría un tempestuoso divorcio y se apoyó demasiado en su amigo.
Medina, en Un eterno día de la marmota [“El País” (28-I-2012)] comenta: ‹‹Escondida tras la apariencia de una comedia (¡y qué comedia!) de esas a las que nos tenía acostumbrados en los ochenta el buen cine comercial estadounidense, aguardaba una fenomenal reflexión sobre la rutina, el paso del tiempo y la vejez. Pero que nadie se asuste: Atrapado en el tiempo se convirtió en una de las películas más divertidas de las últimas décadas, así como en un referente para toda una generación, esa que ya no cumple los treinta y para la que la nostalgia es, más que un sentimiento, un estado mental. (…) ¿Cómo convencer a quienes le rodean de que está reviviendo la misma jornada hasta el infinito? ¿Y cómo romper el maleficio de ese día eterno? Esa es la pesadilla que le toca vivir a un genial Bill Murray. (…) un meteorólogo muy conocido, gracioso pero algo borde, al que le toca desplazarse a una pequeña ciudad de nombre impronunciable, Punxsutawney (dígase algo así como Patsatoni), “la capital mundial del tiempo atmosférico desde 1887”. Allí, cada 2 de febrero, se celebra (y esto es real) el festival de la marmota, un ritual mediante el cual uno de estos roedores predice cuándo será la llegada de la primavera. (…) En ese pueblo, lleno de personajes como la servicial dueña de una casa de huéspedes o el amigo de la infancia convertido en vendedor de seguros, se ve atrapado el protagonista, día tras día, en un ciclo que se repite cada vez que suena el despertador. (…) “Estoy reviviendo el mismo día una y otra vez”, dice, amargado, Murray, al tomar conciencia de que le ha tocado en suerte pasarlas canutas como un moderno Sísifo. Luego, tras la desesperación y el abatimiento, investiga las posibilidades (…): no ir a trabajar, robar un banco o, por qué no, tratar de seducir a Andie MacDowell. ¿No haría usted lo mismo?››
Fuentes.
[http://es.wikipedia.org/wiki/Groundhog_Day]
Medina, M. A. Un eterno día de la marmota. “El País” (28-I-2012) 39.
Trama.
Un meteorólogo de televisión acude con su equipo a Punxsutawney, un pueblo del interior para grabar el popular acto del Día de la Marmota (el título en inglés), el 2 de febrero, que queda aislado por una tormenta de nieve. Se queda a dormir en un hotel y al despertar al día siguiente con la canción I've got you babe (de Sonny y Cher) se sumerge en una pesadilla aparentemente eterna: vuelve a ser el 2 de febrero, y la misma secuencia de hechos se repite desde el amanecer hasta el anochecer, el mundo no cambia, los demás no cambian. Él es el mismo físicamente, pero sí cambia interiormente, y deberá plantearse el sentido de su existencia y de un malhumorado inaguantable muda en un hombre mejor.
Opinión.
Una de las mejores comedias de los últimos decenios, tan sensible e inteligente que el espectador desearía más; pero ese inacabamiento es perfecto. Es una de esas maravillas que te sorprenden no por sus inmensos medios y efectos especiales sino por la calidad de su escritura y la adecuación casi milagrosa de los actores a sus personajes. La progresión de Murray gracias a la educación de su espíritu es uno de los mejores alegatos en favor de la enseñanza y de la esperanza en el progreso. ¿Y además quién no se enamoraría de MacDowell?
Medina, en Un eterno día de la marmota [“El País” (28-I-2012)] comenta: ‹‹Escondida tras la apariencia de una comedia (¡y qué comedia!) de esas a las que nos tenía acostumbrados en los ochenta el buen cine comercial estadounidense, aguardaba una fenomenal reflexión sobre la rutina, el paso del tiempo y la vejez. Pero que nadie se asuste: Atrapado en el tiempo se convirtió en una de las películas más divertidas de las últimas décadas, así como en un referente para toda una generación, esa que ya no cumple los treinta y para la que la nostalgia es, más que un sentimiento, un estado mental. (…) ¿Cómo convencer a quienes le rodean de que está reviviendo la misma jornada hasta el infinito? ¿Y cómo romper el maleficio de ese día eterno? Esa es la pesadilla que le toca vivir a un genial Bill Murray. (…) un meteorólogo muy conocido, gracioso pero algo borde, al que le toca desplazarse a una pequeña ciudad de nombre impronunciable, Punxsutawney (dígase algo así como Patsatoni), “la capital mundial del tiempo atmosférico desde 1887”. Allí, cada 2 de febrero, se celebra (y esto es real) el festival de la marmota, un ritual mediante el cual uno de estos roedores predice cuándo será la llegada de la primavera. (…) En ese pueblo, lleno de personajes como la servicial dueña de una casa de huéspedes o el amigo de la infancia convertido en vendedor de seguros, se ve atrapado el protagonista, día tras día, en un ciclo que se repite cada vez que suena el despertador. (…) “Estoy reviviendo el mismo día una y otra vez”, dice, amargado, Murray, al tomar conciencia de que le ha tocado en suerte pasarlas canutas como un moderno Sísifo. Luego, tras la desesperación y el abatimiento, investiga las posibilidades (…): no ir a trabajar, robar un banco o, por qué no, tratar de seducir a Andie MacDowell. ¿No haría usted lo mismo?››
[http://es.wikipedia.org/wiki/Groundhog_Day]
Medina, M. A. Un eterno día de la marmota. “El País” (28-I-2012) 39.
Belinchón, Gregorio. Obituario. Harold Ramis, grande de la comedia cinematográfica. “El País” (25-II-2014) 44. Ensalza al director Harold Ramis (1944-2014) y considera a este filme un clásico del género.
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