Mis blogs

Mis Blogs son: Actual (Actualidad y Aficiones), Heródoto (Ciencias Sociales, Geografía e Historia), Plini (Ciències Socials, Geografia, Història i Història de l’Art), Lingua (Idiomas), Oikos (Economía y Empresa), Paideia (Educación y Pedagogía), Sophia (Filosofía y Pensamiento), Sport (Deportes), Thales (Ciencia y Tecnología), Theos (Religión y Teología), Tour (Viajes), Altamira (Historia del Arte y Arquitectura), Diagonal (Cómic), Estilo (Diseño y Moda), Pantalla (Cine, Televisión y Videojuegos), Photo (Fotografia), Letras (Literatura), Mirador (Joan Miró, Arte y Cultura), Odeón (Ballet y Música).

lunes, 17 de febrero de 2014

El director de cine estadounidense Darren Aronofsky (1969).

El director de cine estadounidense Darren Aronofsky (1969).
Darren Aronofsky (Nueva York, 1969).


Cisne negro’ (Black Swan) (2010) de Darren Aronofsky. Una obra maestra del género de ballet cinematográfico

Cisne negro (2010). Director: Darren Aronofsky. Actores: Natalie Portman (Nina Sayers), Vincent Cassel (Thomas Leroy), Barbara Hershey (Erica Sayers). Mila Kunis (Lily), Winona Ryder (Beth MacIntyre). Música: Clint Mansell. Fotografía: Matthew Libatique. Montaje: Andrew Weisblum.
Trama.
Una bailarina se desliza entre la exaltación de la búsqueda de la belleza perfecta de la danza y los extremos de su vida personal, sometida a una madre ambiciosa y a un maestro de exacerbado egocentrismo. 
Opinión.
El cine es el gran arte contemporáneo. Mientras la pintura, la escultura o la arquitectura, con escasas excepciones, se sumen en el abismo de lo efímero, lo banal y el espectáculo, el cine nos ofrece con asombrosa regularidad obras sublimes y nuevos genios suceden a las grandes generaciones que encabezaban genios como Griffith, Eisenstein, Lang, Renoir, Hitchcok, Ford, Kubrick…



Entre los presentes sucesores hoy se entroniza con todo merecimiento a Darren Aronofsky (Nueva York, 1969). Desde la presentación en la pasada Mostra de Venecia de su última película, Cisne negro, cuya idea le rondaba durante un decenio, ha logrado el aplauso de la crítica y el favor de un público quizás minoritario, pero de paladar ansioso de saborear platos difíciles, de ingredientes inusuales, sin concesiones a lo comercial y lo simple, con el equilibrio poético de un clásico y la innovación transgresora de un vanguardista, con los medios más sencillos, casi humildes, con un guión férreo en el esqueleto y sutil en los matices, todo lo que Aronofsky ya había acreditado sobradamente con sus anteriores obras Pi, fe en el caos (1998), Réquiem por un sueño (2000) y, sobre todo, la inclasificable La fuente de la vida (2006) y la más accesible El luchador (2008), en la mayoría de las cuales ya contaba con su fiel equipo del compositor Mansell y el director de fotografía Libatique, y en la que afrontaba sus recurrentes y complejos temas del amor, la libertad, el ansia de la creación perfecta, la alucinación, la expiación de las culpas, el dolor y la muerte, y en esto toca la filosofía de la existencia y del conocimiento, la subjetividad fracturada como un collage que marca nuestro tiempo.
Esta película cumple estrictamente con los tres atributos que el ensayista libanés Taleb asocia al suceso del cisne negro: ser de una rareza inesperada; tener un impacto muy grande; provocarnos a explicar las razones de su existencia.


Fuente: [Una crítica en inglés]

Primero, Aronofsky, inspirado entre otros por Powell y Pressburger, Polanski y Cronenberg, explora el concepto de la transformación, estableciendo un paralelismo entre El lago de los cisnes y la historia de la metamorfosis del hombre lobo (o de Jekyll & Hyde), para contar con pulso firme la historia de la bailarina, maravillosamente encarnada por Natalie Portman (que ha logrado con este su mejor papel un merecido Oscar a la mejor actriz), disociada en cisne blanco y cisne negro, mitad cisne y mitad mujer, andrógina a la vez que hembra mal reprimida, facetas que refleja capturando nuestra atención en todo momento y transmitiéndonos, en cada paso y cada mirada, el dolor de su lucha interior entre el bien y el mal. Como si Thomas Mann hubiera compuesto un Doktor Faustus de la danza.
Segundo, ya al poco de iniciarse, absorbe toda nuestra atención con esta historia del arduo camino de aprendizaje de la bailarina que compite por alcanzar la gloria en un mundo cerrado en el que nada existe salvo la belleza del movimiento perfecto, obcecada en que así hallará una incierta y perible felicidad. Con sólo unas pinceladas precisas se esclarecen el resto de personajes, una madre tan sobreprotectora como castradora, una Barbara Hershey que siempre borda sus papeles; un hombre sin más principios morales que conseguir el éxito, un mefistofélico y necesariamente desmesurado Vincent Cassel; una antigua estrella ya apagada, una Winona Ryder convincente en su breve retrato, espejo del futuro que le aguarda a quien vende su alma en pro de un destino fáustico; y una rival presta a sucederla en el sacrificio, su alter ego y ángel-cisne negro, la creíble y sensual Mila Kunis.
Y, tercero, consigue que los espectadores nos interroguemos continuamente sobre el devenir del personaje, que ante nuestra mirada atónita se escinde y vuela entre la fantasía y la realidad, entre su doble soñado y ella misma, en una transparente ruptura de las convenciones narrativas más académicas. Siempre dudamos sobre la fisicidad de la protagonista, pese a que sintamos en distintos momentos el crujir de los huesos, la distensión de los músculos, el bullir de la sangre o la sufriente transformación del cuerpo evocando el body art del accionismo vienés de los Brus, Muehl o Nitsch.
Aronofski, y esto acaba de elevarle a nuestro Olimpo cinematográfico, funde los géneros del melodrama y el terror sin recurrir a fáciles soluciones para aumentar la comercialidad del film, y hubiera sido la más evidente aprovechar la espectacularidad de la música de Tchaikovski y la coreografía de su famoso ballet, que en este film apenas son pausados apoyos para ordenar y limitar un escenario neutro, casi claustrofóbico, en el que explorar la esencia del transcurrir de la vida: la lucha por trascender y alcanzar la libertad y la perfección, a costa de la propia vida si es menester. El director nos inquiere escena tras escena, anuda y desanuda, hasta alcanzar en un final conmovedor, casi teleológico, ese punto mágico en el que se enlaza lo humano y lo divino.

Fuentes:
Basterra, Francisco G.  Es un cisne negro. “El País” (5-III-2011) 8.
Taleb, Nassim Nicholas. The Black Swan: The Impact of the Highly ImprobableRandom House. Nueva York. 2007. 336 pp. Trad. El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable. Paidós. Madrid. 2008. 496 pp. Taleb (1960) es un ensayista libanés, afincado en Nueva York.
Costa, Jordi. Camino de perfección. “El País” (18-II-2011) 37.

García, Toni. Entrevista. Darren Aronofsky / Director de ‘Cisne negro’. ‘El lago de los cisnes’ es la historia de un hombre lobo. “El País” (18-II-2011).
Sartori, Beatrice. Entrevista. Darren Aronofsky: ‘Un rodaje no es una democracia’“El Cultural” (18-II-2011) 63-64.

No hay comentarios:

Publicar un comentario