Iván el Terrible II (La conjura de los boyardos) (1944-1945), de Sergei M. Eisenstein.
Iván el Terrible II (La conjura de los boyardos) (1944-1945). Metraje-duración: 2.374 m., 1h. 30’. Productora: Mosfilm. Dirección: Sergei M. Eisenstein. Guión: Sergei M. Eisenstein y Piotr Pavlenko. Colaborador: D.I. Vasiliev. Fotografía: Eduard Tissé y Andrei Moskvin (interiores). Decorado: Isaak Spinel. Montaje: S.M. Eisenstein y Elfir Toback. Música: S. Prokofiev. Ayudante de interpretación: Elena Telesheva. Blanco y negro, más escenas en color.
Reparto: Nicolai Cherkasov (Iván el Terrible), Nicolai Ojlokpov, Alexander Abrikosov (antiguo boyardo, ahora metropolitano de Moscú), Dimitri Orlov, Varvara Masalitinova.
ARGUMENTO:
El zar está sumido en la completa soledad del poder. Sus antiguos amigos le han traicionado o abandonado. El rey de Polonia planea la destrucción de la unidad rusa, para lo que necesita que impere un zar débil, en lo que coincide con los intereses de los boyardos.
Un golpe de estado se prepara, con la ayuda de la tía del zar, Eufrosina (que pondría a su hijo en el trono) y de la Iglesia: hay que asesinar al zar, pero éste cuenta con la ayuda de sus policías secretos, los streltsy (la relación con el KGB soviético es evidente) y tiende una trampa a los conspiradores. La mano asesina apuñala por error al primo que es pretendiente al trono. Iván, al final, promete que será terrible en su acción de gobierno, porque lo exige la defensa de la tierra rusa.
COMENTARIO Y CRÍTICA
La película, como la anterior, era un alarde formal sin precedentes en la historia del cine, fue definida como «la única película que ha tratado al genio con el genio necesario para transmitir la idea de la auténtica grandeza». Pero se le criticó por el poder que presentará al zar como un hombre poseído de dudas éticas con respecto a si debía usar la violencia para lograr sus objetivos. Stalin no podía permitir tal duda.
El montaje no fue terminado hasta principios de 1946, y entonces Eisenstein sufrió un ataque al corazón que le tuvo postrado en el hospital el resto del año. Cuando salió supo de las críticas al filme en su montaje y se puso a rehacerlo aunque no pudo verlo exhibido por la censura (que duraría un decenio, hasta 1958) y su posterior muerte en 1948.
Es notable que haya adaptado por primera vez el color, en las dos escenas del final, con el uso del amarillo, rojo, negro y azul, con un fuerte simbolismo, en especial en la escena del banquete en el palacio de Alexandrovsk, con contraposiciones cuidadosamente estudiadas y engarzadas en el montaje de los planos. Es similar a la primera parte la estrecha relación de su montaje con la música de Prokofiev, formando una unidad orgánica. El resto de las influencias estéticas son idénticas a lo largo de todo el ciclo, por lo que no nos extendemos más.
La tercera parte de la trilogía fue abandonada y de ella sólo nos quedan algunos fotogramas de escenas de masas, para las que se habían utilizado los decorados y actores de las dos partes anteriores. Por ello nunca se ha exhibido, por estar en una fase demasiado embrionaria [AA.VV. El cine soviético de todos los tiempos. 1988: 149, muestra algunas fotos de esta tercera parte].
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