La huelga (1924), de Sergei M. Eisenstein.
1924. Dirección: Sergei M. Eisenstein. Guión: Valery Plietnov, Sergei M. Eisenstein, I. Krautchonovski, G. Alexandrov y Colectivo Teatro Proletkul. Fotografía: Eduard Tissé y Vladimir Hvatov. Decorado: Vassili Rahals. Montaje: Sergei M. Eisenstein. Producción: Goskino y Proletkult. Metraje-duración: 1969 m., 1h. 14’.
Reparto: Ivan Kliukvin (un activista), Alexandr Antonov (un obrero, miembro del comité de huelga), Mijail Gomarov (un obrero), Maxim Strauch (un soplón), Gregori Alexandrov (el contramaestre), I. Ivanov (director de la Policía), Boris Jurcev (rey del hampa), Judith Glizer y otros actores del Proletkult.
ARGUMENTO:
En una de las mayores fábricas de la Rusia zarista exteriormente todo está en calma: los obreros sufren, los burgueses gozan de la vida. Pero el contramaestre de la fábrica observa que entre los obreros aparecía una agitación, todavía muy escondida. Lo hace saber a la dirección y ésta a la Policía. Los espías de esta penetran por entre los recovecos de la fábrica y del barrio obrero. Mientras tanto el comité del partido social-demócrata obrero ruso lanza proclamas llamando a la lucha.
El suicidio de un obrero, acusado injustamente por la dirección de la fábrica de haber robado un instrumento, provoca la huelga. Los obreros abandonan la fábrica. Las máquinas se paran. Se organiza un mitin en el bosque. La policía a caballo intenta en vano dispersar a los obreros. Ante el rechazo de los patronos a dar satisfacción a las exigencias de los obreros, el comité decide continuar la huelga.
La Policía hace incendiar la bodega de vinos y promueve que los obreros vayan a saquear la bodega para así provocar las represiones. Para ello compran la colaboración del lumpen-proletariado. Pero el proyecto fracasa porque los obreros se contienen. Bajo orden del comisario de policía, los bomberos dispersan con agua a los obreros. Los responsables son arrestados, pero la huelga no se detiene.
Los obreros descienden una vez más a la calle. Entonces comienza una sangrienta masacre. Decenas de proletarios son masacrados, como son aniquilados por millares los mineros de Lenskij, los obreros de Jaroslav y de otras ciudades industriales de Rusia. [Passek. Le cinéma russe et soviétique. 1981: 117-119]
COMENTARIO Y CRÍTICA.
Podemos encontrar una transcripción de la secuencia paralela de la matanza del matadero y la represión zarista en el libro de Eisenstein El sentido del cine [175-176], con la descomposición visual en planos.
Deslumbró el montaje innovador de este filme, por ejemplo con la vibrante yuxtaposición de imágenes del ametrallamiento de los obreros con la masacre del ganado en un matadero.
Comentarios críticos:
Revista “Kino Gazetta” (17-III-1925) [Passek. Le cinéma russe et soviétique. 1981: 118]:
«Es un acontecimiento enorme en la cinematografía soviética, rusa y mundial. Las pantallas de la URSS no han visto jamás un filme tan importante ni por su significación ideológica ni por sus cualidades formales.
A riesgo de corromper a Eisenstein y de crearle enemigos, sostengo que por la riqueza y la audacia de su imaginación, por su maestría en la utilización de los actores y objetos, por la organización de los planos y el ritmo de los movimientos y del montaje, no solamente ha superado a nuestros Griffith soviéticos sino incluso al ilustre David W. Griffith de Hollywood. Para el Oeste, la palabra de Eisenstein es una palabra nueva en el arte cinematográfico. Entre los formalistas de izquierda, [esta obra] va a hacer una revolución; y asimismo los clásicos y los conservadores no podrán decir después de La Huelga que nosotros no hacemos sino propaganda.
Goskino ha acertado en arriesgarse a perder sumas importantes en esta realización experimental. Honor y gloria a él. Se podrá ver este filme dos veces, tres y más. Será acogido con entusiasmo, si las autoridades de los países capitalistas lo permiten, por los obreros de Berlín, Nueva York y Bombay. Se la verá dentro de 50 años, cuando estarán olvidados los mejores filmes “de gran espectáculo”. Pues este es un filme de talento, original y proletario.»
Por su parte Vertov criticó y condenó al filme por ser un injerto de sus teorías del Cine-Ojo dentro de un cine de argumento, con su montaje, la selección de imágenes, la estructura de los rótulos. Pero lejos estaban los actores con su circo teatral [recogido por Sadoul en “Les Lettres Fançaises”, cit. Passek. Le cinéma russe et soviétique. 1981: 118-119]. Sadoul, por su parte leyó los cuadernos de notas del director, con su plan de trabajo muy detallado, donde él había escrito en francés: «Ménager les effets» (no abusar de los efectos). Pero Sadoul entiende que sí había abusado de estos, con demasiados trucos y escenas sangrientas. El propio Eisenstein decía que él no hacía Cine-Ojo, sino Cine-Puño, por los golpes que asestaba a la garganta des espectador. Pero esto no significó que repudiase del todo a Vertov, cuya influencia fue clara en El acorazado Potemkin y en Octubre [Passek. Le cinéma russe et soviétique. 1981: 119].
Yvonne Baby, en el diario “Le Monde” [Passek. Le cinéma russe et soviétique. 1981: 119], nos refiere que este filme es un canto a la solidaridad, al lirismo revolucionario, el coraje y la vitalidad de la multitud. En un mundo llamado brutalmente a «transformarse» el director se permite una visión crítica y sarcástica de la realidad (la comida de los accionistas, el ballet bufonesco de los soplones con cabezas de animales, la aparición de los mendigos), mientras que observa con simpatía a las mujeres y los niños, en un humor «comprometido», que se inspira en el género musical del music-hall. Unas escenas que serán descanso y preludio antes del drama de la derrota del pueblo.
Sklar ha remarcado la importancia de la escenografía del movimiento de los actores del Proletkul’t, que permitió a Eisenstein combinar magistralmente las escenas estáticas y las de movimiento, creando una contraposición llena de significados estéticos e idelógicos, como la estática reunión de los burgueses dueños de la fábrica y la vital pasión con la que se mueven los trabajadores en sus reuniones [Sklar. FILM: An international history of the medium. 1990: 154].
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