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viernes, 3 de febrero de 2012

Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio (2011), de Steven Spielberg.

Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio (2011), de Steven Spielberg.


Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio (2011). Duración: 107 minutos. Estados Unidos, Nueva Zelanda. Género: aventuras animadas.  Dirección: Steven Spielberg. Producción: Peter Jackson, Kathleen Kennedy y Steven Spielberg. Guion: Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish, basado en los cómics de Hergé. Montaje: Michael Kahn. Dirección artística: Andrew Jones y Jeff Wisniewski. Música: John Williams. Intérpretes: Jamie Bell (Tintín), Andy Serkis (capitán Haddock), Daniel Craig (Sakharine), Nick Frost (Fernández), Simon Pegg (Hernández), Toby Jones (Silk), Mackenczie Crook (Tom), Daniel Mays (Allan), Gad Elmaleh (Ben Salaad), Joe Starr (Barnaby).
Trama.
El argumento funde varias historias de Hergé, principalmente El secreto del unicornioEl cangrejo de las pinzas de oro y avanza ligeramente El tesoro de Rackham el Rojo. Cuenta las aventuras de un periodista, su perro y un capitán borrachín, unidos en la búsqueda de un inmenso y legendario tesoro.
Opinión.
Fui al cine con mi familia con la ilusión de admirar una obra maestra pero al final constaté que Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio, está lejos de serlo, pero entretanto había pasado una tarde entretenidísima, una de esas añoradas veladas con una pantalla luminosa que absorbe toda tu atención y te deja con la boca abierta, mientras que a tu alrededor, en la oscuridad, oyes el runrún de las palomitas y las risitas medio ahogadas de los niños. Y en los días siguientes lees los índices de espectadores y no te sorprende que la película ocupe destacada el primer lugar: es un producto extremadamente bien calculado para no defraudar al público masivo, para encantarlo y predisponerlo a volver a pasar por la taquilla en las otras dos producciones planificadas.
Pero si utilizamos una mirada crítica vemos algunos claroscuros.
Para comenzar hay un logro indudable, la gran mejora del método de captura de movimiento, ese que consiste en que el ordenador graba y guarda los rostros y los movimientos de los actores y eso se convierte en la base digital del cuerpo animado, que así gana en verosimilitud. Pero dudo que los actores puedan al día de hoy mostrar auténticos y logrados sentimientos humanos con este método, porque todavía hay frialdad en los rostros y mecanización en los movimientos corporales.
Vimos la versión en 2D, la todavía preferida por mi familia, aunque sé que la actual técnica de 3D permite acercarse a la utopía renacentista de la perpectiva perfecta, de una profundidad que pretendía aunar las opciones lineal (la que proyecta las líneas sobre un punto de fuga) y aérea (que capta la difuminación de formas y colores en la distancia), pero la versión tradicional me parece la  más fiel al espíritu de la estética de Hergé (seudónimo del belga Georges Remi), que dibujaba sus escenas con colores planos y poco tonales, casi sin gradaciones de color, sin efectos de luz y sombra, de línea remarcada, con personajes de un naturalismo caricaturesco (en la película el más logrado en este sentido es Haddock), en suma con una cuidadosa austeridad formal, que encajaba en el gusto de su público (no olvidemos que la serie de 24 álbumes apareció entre 1929 y 1976 y se han vendido 200 millones de copias). En este sentido, esta película no deja de ser una traducción, y por ende traición, del cómic original.
Y de traición en traición, para los aficionados de la serie de Hergé lo es que se aglutinen personajes de diversos números ajenos a El secreto del unicornio, en especial El cangrejo de las pinzas de oro (donde aparecía el capitán Haddock) y sobre todo se inserten un tanto forzadamente dos personajes todavía ausentes en la serie, la soprano Bianca Castafiore (el único femenino de cierta importancia en el misógino mundo de Tintín) y el mayordomo Néstor del castillo de Moulinsart, como si no bastará con la pléyade de personajes y hubiera ya que presentar a los principales que vendrán en las siguientes dos partes, aunque todavía no aparece uno fundamental, el profesor Tornasol, que se reserva para la segunda, tal como ocurre en el cómic, El tesoro de Rackham el Rojo, pensada por Hergé para formar un díptico con El secreto del unicornio, un dúo que se alimenta de La isla del tesoro de Stevenson.
Sin duda el mundo de Hergé tiene suficiente creatividad para llenar muchos de los sueños de aventura de nuestra infancia, pero a Spielberg no le parece suficiente y nos llena su película de referencias cinéfilas a la serie Indiana Jones y a películas emblemáticas: las escenas iniciales se parecen a algunas filmadas por Stanley Donen en Charada, las escenas de Tintín y Haddock en el barco nos remiten a otras de Indiana en la primera y la tercera entregas de su serie, mientras que las peripecias en la ciudad de Aghar son sospechosamente similares a las del mismo Indiana en las calles de El Cairo, la huida de Tintín y Milú en sidecar es una copia de la de Indiana y su padre en la tercera parte, el ataque del hidroavión se nutre del que Hitchcock filma con Cary Grant en Con la muerte tras los talones, y podríamos proseguir con una decena de apropiaciones tan evidentes y remarcadas, casi anunciadas, que no puede caber duda de  que son homenajes, la mayoría autohomenajes, muy estudiados, lo que despierta una instantánea sensación de dèja vu y de involuntario manierismo.

Dicho esto, podría parecer que el guion, con tales mimbres, sería perfecto, y sin duda la acción no decae, pero hay algunas debilidades en la trama: ¿por qué el asesinato inicial del policía si luego los malvados no utilizan la misma táctica? ¿por qué Tintín pasa para el malvado en un instante de ser intocable a ser objetivo mortal y unos minutos después vuelve a ser intocable si no ha variado en nada su situación? ¿por qué el mayordomo Néstor aparece en una escena como uno de los malvados y luego como uno de los buenos? Preguntas sin respuesta, que el guion deja en el aire, arrastradas por la vorágine de las persecuciones y las aventuras, la sucesión de peligros y sorpresas que casi no deja pensar al espectador, finalmente conquistado (mis hijas proclamaban que era la mejor película que habían visto jamás), pero ¿enamorado?


Fuentes:
AA.VV. LaButaca.net.
AA.VV. Wipikedia: Hergé. / Las aventuras de Tintín.
AA.VV. [www.tintin.com] [www.museeherge.com]
Ayuso, Rocío. Steven Spielberg / Cineasta. “El País” (28-X-2011) 46-47.
Boyero, Carlos. En busca del Tintín perdido. “El País” (28-X-2011) 46-47.

Antonio Boix, Palma de Mallorca (30-X-2011).
Este texto es una versión para blog del artículo de Boix Pons, Antonio. ‘Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio (2011) de Steven Spielberg. Sección ‘Películas’. “Octopus” RDCS, nº 11 (XI-2011) 57-61.

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