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viernes, 13 de junio de 2014

Star Trek. En la oscuridad (2013), de J. J. Abrams.

Star Trek. En la oscuridad (2013), de J. J. Abrams.

Primer cartel oficial de «Star Trek Into Darkness»

Star Trek. En la oscuridad (2013). EE UU. Género: ciencia ficción. Duración: 124 minutos. Dirección: J. J. Abrams. Intérpretes: Chris Pine, Benedict Cumberbacht, Zachary Quinto, Larl Urban, Anton Yelchin, John Cho, Simon Pegg, Zoe Saldanha, Alice Eve, Bruce Greenwood, Peter Weller. Guión: Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Roberto Orci. Música: Michael Giacchino. Fotografía: Daniel Mindel. Montaje: Maryann Brandon, Mary Jo Markey.
Trama.

La nave Enterprise explora un planeta habitado por un pueblo muy primitivo que está a punto de ser aniquilado por una erupción volcánica, pero el capitán Kirk decide salvarlo, vulnerando así la regla número 1 de la Federación de Planetas Unidos: observar pero no intervenir en los asuntos internos de otro planeta. Comienza así una cadena de acontecimientos que llevarán a los héroes a enfrentarse a un misterioso antagonista, John Harrison, cuyos asombrosos poderes amenazan al mundo, en medio de una extrema tensión porque está a punto de estallar una guerra entre la Federación y el Imperio Klingon.
Crítica.
Estamos ante un film impactante en su estética, vibrante en su desarrollo, asombroso en el aspecto estético, con momentos excelentes en las interpretaciones. Es, lo afirmo con convicción, una de las mejores películas de la saga creada por Gene Roddenberry, y si no es la mejor tal vez solo está un poco por debajo de la calidad poética de la primera, Star Trek: la película, la que el gran Robert Wise dirigió en 1979, diez años después de la cancelación de la mítica serie televisiva.



Abrams es un director irregular, capaz de dirigir maravillas como Super 8 (2011), de producir y escribir los guiones de series de culto como Lost,  pero también de perpetrar algunas medianías como los abracadabrantes guiones de Misión Imposible III y Armageddon. Pero incluso cuando fracasa lo hace solo a medias, porque sabe tocar la fibra sensible del público y darle una generosa ración de aventura y emoción. En Star Trek. En la oscuridad estamos ante una de sus mejores creaciones, con una dirección firme en el timón de la intriga de modo que nunca desfallece y mueve las distintas piezas del puzle con maestría, desde los apabullantes efectos especiales, cuya perfección era de esperar, hasta unos intérpretes muy ajustados en sus papeles, tanto que no creemos ya que pudiera haber otros rostros salvo los de la serie original, y poner a Leonard Nimoy como viejo Spock en otra breve aparición es un canto a esa conexión sentimental que tanto agradecen los auténticos trekkies. Creo que Disney y Lucas han acertado poniendo a Abrams al frente del proyecto de resurrección de Star Wars, que promete mucho. 

Pero vayamos ya a los tres puntos más fuertes de la película.



Hay una interpretación colosal. Benedict Cumberbatch es un titán shakesperiano ya conocido del público gracias a su papel protagonista en la serie Sherlock Holmes, y en este film hace del malvado Harrison con un impresionante equilibrio entre la mesura y el dolor desatado, con una profundidad psicológica basada en un juego de pocas palabras y menos gestos que alcanza una belleza preciosista en la mejor tradición del teatro británico. Cuando aparece, se apodera de la escena de inmediato y el público percibe de inmediato su carisma sobre el resto del reparto, aunque este sea espléndido. Es acertado que el final deje abierta su reaparición en la serie.



El guión, con participación del propio Abrams y del mismo equipo del episodio anterior, es un tour de force, pues integra respetuosamente las tramas de los personajes históricos de la serie junto a unos nuevos que dan frescura y potencial para diversificar el desarrollo de las futuras historias. Hay un momento en el que se alcanza un culmen muy atrevido: la larga secuencia del principio en Londres, casi sin diálogo, de una intensidad emocional que conquista el corazón del espectador. Y otro acierto es dejar claro al espectador que el próximo viaje de la Enteprise será hacia el espacio profundo, en el que esperan Q, los romulanos, los klingon, el Dominio, los Borg... Un festín de aventuras durante cinco años lejos de la Tierra.
¿Qué hay de imperfecto en la historia? Hay algunas escenas poco trabajadas, como el ataque al Estado Mayor de la Flota Espacial; una pelea con los klingons apropiada para un vídeo-juego que agradará a un público muy concreto pero que se antoja metida con calzador; los daños que un combate causa en la nave Enterprise son poco creíbles aunque permitan mostrar los inevitables efectos especiales; o la aún menos creíble catástrofe en la secuencia final en la ciudad de San Francisco, la sede del cuartel general de la Flota. Pero es cierto que estas escenas que entiendo defectuosas tienen empero una lógica interna y probablemente las han juzgado necesarias para mantener la atención del espectador. Otras críticas han lanzado su anatema sobre otros puntos, y, por decir alguno, se ha escrito que el guión presenta a Kirk (un notable Pine) como un improbable ligón, pero yo contesto que es un simple juego cómico de descanso entre secuencias de acción esa tendencia a irse a la cama con alienígenas atractivas pero con particularidades físicas "exóticas", y en cuanto a las críticas que reseñan que se presenta a Kirk y Spock (Quinto encaja muy bien en su papel) como si estuvieran enamorados, me parece una exageración confundir la amistad entre los heroicos protagonistas con una relación homoerótica.
Lo mejor lo dejo para el final. La música.
Giacchino ha compuesto una obra maestra de culto,  una impresionante sinfonía épica que alberga fragmentos mágicos como el tema London Calling, iniciado con un breve solo de piano y abierto a continuación con un acusado contrapunto. Cuando una partitura alcanza un punto tal de excelencia autónoma es sabido que puede incurrir en el peligro de independizarse en exceso del film, sobre todo de no corresponderse dramáticamente con el argumento. Hay momentos en este film que este percance ocurre, pero esto no es desdoro de Giacchino, sino que evidencia que Abrams no ha conseguido en sus imágenes una potencia visual equiparable. Si lo hubiera logrado, este sería el gran film del año, pero no llega a tanto.
Sí es una imprescindible joya en su género.
Fuentes.
Internet.
Artículos.
Ayuso, Rocío. J. J. Abrams  / Cineasta, director de ‘Star Trek’. ‘He hecho una película para orgullo de los frikis’ “El País” (5-VII-2013) 42-43.
García, Toni. Digno, cachondo, sólido. “El País” (5-VII-2013) 42. Gran cine de espectáculo.
Ocaña, Javier. Ateísmo ‘trekkie’. “El País” (5-VII-2013) 43. Opinión ambivalente.
Sucasas, Ángel Luis. De ‘Star Trek’ a ‘Star Wars’, y tiro porque me toca. “El País” (5-VII-2013). Roberto Orci, guionista de Star Trek. En la oscuridad, rechaza que la película imite la saga de Star Wars, sino que más bien esta imita a la de Star Trek.

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