John Carter (2012). EE UU. Estudios Disney-Pixar. Género: Aventuras y fantasía de ciencia-ficción. Duración: 132 minutos. Dirección: Andrew Stanton. Intérpretes: Taylor Kitsch (John Carter), Lynn Collins (Deja Thoris), Mark Strong (Matai Shang), Dominic West (Sab Than), Willem Dafoe (Tars Tarkas), Samantha Morton (Soia), Ciaran Hinds (rey de Helium), James Purefoy (jefe militar de Helium), Bryan Cranston (capitán yanqui), Polly Walker, Jonathan Hyde, Daryl Sabara (Egar Rice Burroughs). Guión: Michael Chabon, Mark Andrews, Andrew Stanton, basado en la novela Una princesa de Marte, de Egar Rice Burroughs. Música: Michael Giacchino. Fotografía y montaje: Daniel Mindel. Producción: Jim Morrison y Colin Wilson.
Portada de FRank E. Schoonover para la primera edición de Una princesa de Marte (1917). [commons.wikimedia.org/wiki/File:Princess_of_Mars.jpg]
Portada de FRank E. Schoonover para la primera edición de Una princesa de Marte (1917). [commons.wikimedia.org/wiki/File:Princess_of_Mars.jpg]
Trama.
En 1881, Egar Rice Burroughs, el sobrino del rico arqueólogo John Carter, recibe la noticia de su fallecimiento y el albacea pone en sus manos un diario que narra una historia extraordinaria: en 1868 el ex capitán confederado John Carter, de Virginia, con un triste pasado, buscaba en Arizona una cueva con un legendario tesoro y el azar le llevó a un viaje increíble a Marte (el planeta Barsoom), un mundo desolado por las guerras y la sequía, donde, dotado de poderes excepcionales por su condición terrestre, correrá fantásticas aventuras y conocerá enemigos de inmensa maldad como el rey Sab Than de Zoganda y unos semidioses que juegan con los humanos, razas extrañas como los tharks, y la bella princesa Deja Thoris del reino de Helium con la que tal vez…
Taylor Kitsch (John Carter).
Taylor Kitsch (John Carter).
Lynn Collins (Deja Thoris).
Opinión.
Se cumplen el siglo de Una princesa de Marte, publicada en una revista en 1911-1912 y como novela en 1917 por Egar Rice Burroughs, y fue seguida de una serie de novelas marcianas que explotaban el filón, gozó enseguida de un gran éxito comercial y originó el género de la space-opera pulp, caracterizado por narrar las aventuras fantásticas de un héroe terrestre enfrentado contra todo tipo de enemigos (humanos, semihumanos, humanoides, animales...) y aliado con las fuerzas del bien, encarnadas en una princesa de cálido erotismo apenas contenido, la heroína a la que el héroe debe salvar de un destino peor que la muerte. Burroughs había creado años antes la serie Tarzán, con el mismo concepto básico de héroe exiliado de su mundo original, Occidente, y que transportado a otro mundo, la selva, usa sus poderes de hombre blanco superior (aquí surge la ideología colonialista de la época cumbre del imperialismo) para hacer el bien y luchar contra el mal.
Leí las series de Burroughs siendo un niño de apenas diez años y me sedujeron como a tantos millones de lectores. La concreta influencia la serie marciana ha marcado poderosamente la literatura (Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, Asimov o Anderson), el cómic (John Carter: Warlord of Mars de 1977, pero ya antes en Príncipe Valiente y Capitán Trueno, e incluso se puede apuntar a Supermán, que sería un Carter al revés que viene de otro planeta a la Tierra para aprovechar las propiedades de su distinta naturaleza) y el cine de los géneros de ciencia-ficción y aventuras, hasta el punto de que se sigue con facilidad su rastro en La guerra de las galaxias (con numerosas referencias), Avatar, Flash Gordon, El señor de los anillos, Star Trek y un sinnúmero de obras, de modo que un público poco avisado puede creer que John Carter es un pupurri que bebe de todas estas fuentes, cuando es justamente al revés, esto es que la serie marciana de Burroughs es la madre del cordero, aunque ella se base a su vez en Un yanqui en la corte del rey Arturo de Mark Twain.
Se cumplen el siglo de Una princesa de Marte, publicada en una revista en 1911-1912 y como novela en 1917 por Egar Rice Burroughs, y fue seguida de una serie de novelas marcianas que explotaban el filón, gozó enseguida de un gran éxito comercial y originó el género de la space-opera pulp, caracterizado por narrar las aventuras fantásticas de un héroe terrestre enfrentado contra todo tipo de enemigos (humanos, semihumanos, humanoides, animales...) y aliado con las fuerzas del bien, encarnadas en una princesa de cálido erotismo apenas contenido, la heroína a la que el héroe debe salvar de un destino peor que la muerte. Burroughs había creado años antes la serie Tarzán, con el mismo concepto básico de héroe exiliado de su mundo original, Occidente, y que transportado a otro mundo, la selva, usa sus poderes de hombre blanco superior (aquí surge la ideología colonialista de la época cumbre del imperialismo) para hacer el bien y luchar contra el mal.
Leí las series de Burroughs siendo un niño de apenas diez años y me sedujeron como a tantos millones de lectores. La concreta influencia la serie marciana ha marcado poderosamente la literatura (Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, Asimov o Anderson), el cómic (John Carter: Warlord of Mars de 1977, pero ya antes en Príncipe Valiente y Capitán Trueno, e incluso se puede apuntar a Supermán, que sería un Carter al revés que viene de otro planeta a la Tierra para aprovechar las propiedades de su distinta naturaleza) y el cine de los géneros de ciencia-ficción y aventuras, hasta el punto de que se sigue con facilidad su rastro en La guerra de las galaxias (con numerosas referencias), Avatar, Flash Gordon, El señor de los anillos, Star Trek y un sinnúmero de obras, de modo que un público poco avisado puede creer que John Carter es un pupurri que bebe de todas estas fuentes, cuando es justamente al revés, esto es que la serie marciana de Burroughs es la madre del cordero, aunque ella se base a su vez en Un yanqui en la corte del rey Arturo de Mark Twain.
La puerta de Issum en el gran río de Barsoom.
Llevar adelante un filme digno de una obra de tanta magnitud en el imaginario de los amantes del género exigía que lo acometieran unos estudios con una potencia avasalladora de medios, con capacidad para construir un épico blockbuster de apabullantes efectos especiales. Disney sin duda tiene los 250 millones de dólares que ha costado el proyecto y los ha usado con rotunda eficacia. Y no se ha contentado con una realización regular, atenta sólo a un gran objetivo de taquilla, sino que ha buscado algo más, un director, Andrew Stanton (el director de las maravillosas películas de animación Bichos, Buscando a Nemo y Wall.E y uno de los guionistas de las tres Toys Story) que supiera construir una narración con fuerza visual, un diseño impactante, unos personajes carismáticos (muy buenas interpretaciones de Kitsch y Collins, aunque se les puede poner matices a algunos buenos actores, como Purefoy, que no parecen cómodos en sus papeles) y un arrollador aunque a ratos inverosímil ritmo aventurero (casi no hay descanso entre pelea y pelea, siempre con el peligro acechando), sin que falten momentos (no muchos, pero sí son de agradecer) de poesía y otros añadidos más pensados para la comercialidad, como el simpático ‘perro’ Woola.
El público, aunque sin llenar la sala, se nutre de todas las edades y en su mayoría sale encantado y ansiando la continuación, y es que John Carter es de lo más agradable que ha dado el género de ciencia-ficción de aventuras desde La guerra de las galaxias. Un apunte negativo, con todo: la incredulidad que asalta al espectador ante las apariciones de los thern, semidioses malvados que se muestran omnipotentes en unas ocasiones y limitados en otras, actuando como un tanto forzados deus ex machina. Errores como este, que ni siquiera estaba en la primera novela para justificarlo (los thern aparecen en la tercera), hacen que la película no acabe de ser extraordinaria.
La crítica se ha dividido en varios bandos: una minoría importante lanza pestes, considerándola aburrida y fallida; una mayoría aprecia elementos positivos aunque no la considera una obra maestra, y entre ellos me encuentro pues me parece muy notable pero no más; y unos pocos, tal vez los más románticos enamorados del género, la defienden a capa y espada como una gesta heroica. La secuela, en todo caso, salvo gran batacazo comercial (lo que se barrunta), parecería servida de antemano: hay 11 novelas de la serie marciana de John Carter y la bella Deja Thoris.
El público, aunque sin llenar la sala, se nutre de todas las edades y en su mayoría sale encantado y ansiando la continuación, y es que John Carter es de lo más agradable que ha dado el género de ciencia-ficción de aventuras desde La guerra de las galaxias. Un apunte negativo, con todo: la incredulidad que asalta al espectador ante las apariciones de los thern, semidioses malvados que se muestran omnipotentes en unas ocasiones y limitados en otras, actuando como un tanto forzados deus ex machina. Errores como este, que ni siquiera estaba en la primera novela para justificarlo (los thern aparecen en la tercera), hacen que la película no acabe de ser extraordinaria.
La crítica se ha dividido en varios bandos: una minoría importante lanza pestes, considerándola aburrida y fallida; una mayoría aprecia elementos positivos aunque no la considera una obra maestra, y entre ellos me encuentro pues me parece muy notable pero no más; y unos pocos, tal vez los más románticos enamorados del género, la defienden a capa y espada como una gesta heroica. La secuela, en todo caso, salvo gran batacazo comercial (lo que se barrunta), parecería servida de antemano: hay 11 novelas de la serie marciana de John Carter y la bella Deja Thoris.
La pelea de Carter con los simios blancos de Barsoom en el anfiteatro de los thark.
Fuentes.
[es.wikipedia.org/wiki/John_Carter]
[www.disney.es/john-carter/] Página oficial, con numerosas imágenes.
[www.rtve.es/noticias/20120307/john-carter-pixar-fracasa-su-primera-pelicula-actores-carne-hueso/505478.shtml] Incluye un buen tráiler con parte de pelea con los simios blancos, más una crítica de Jesús Jiménes (7-III-2012), especialmente dura.
[www.filmaffinity.com/es/film515373.html] Incluye entradas a críticas estadounidenses.
[www.rtve.es/noticias/20120307/john-carter-pixar-fracasa-su-primera-pelicula-actores-carne-hueso/505478.shtml] Incluye un buen tráiler con parte de pelea con los simios blancos, más una crítica de Jesús Jiménes (7-III-2012), especialmente dura.
[www.filmaffinity.com/es/film515373.html] Incluye entradas a críticas estadounidenses.
Costa, Jordi. En tierra extraña. “El País” (9-III-2012) 52. Alerta de que sin ser una película perfecta dista de ser un mal filme. Entre lo negativo destaca que le falta el espíritu lúbrico y de un encendido erotismo del original literario (apunto que las protagonistas iban casi desnudas como en un local de strip-tease), y que haya cierta estética disneyana para hacerla apta para todos los públicos, pero reconoce una inusual calidad del guión como ese apunte negro de los disparos sobre el nido de retoños de woolas, ademàs de un montaje con sentido narrativo, mérito del director.
LaSalle, Mick. 'John Carter' review: 1-dimensional plot in 3-D. "The San Francisco Chronicle" (9-III-2012). Una crítica muy dura, en la que no salva casi nada.
Scott, A.O. The Wild, Wild West, of a Certain Red Planet. "The New Yokr Times" (9-III-2012). Favorable, aunque lejos de ser una excelente película porque rescata el cine de serie B con unos medios tan excesivos que vulneran su espíritu.
"T. K.". El mayor fracaso de la historia del cine. “El País” (21-III-2012) 42. Los estudios Disney calculan que la película, que costó 190 millones de euros, perderá 160 millones.
"T. K.". El mayor fracaso de la historia del cine. “El País” (21-III-2012) 42. Los estudios Disney calculan que la película, que costó 190 millones de euros, perderá 160 millones.
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