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lunes, 20 de enero de 2014

El cineasta y fotógrafo alemán Wim Wenders (1945).

El cineasta y fotógrafo alemán Wim Wenders (1945).


Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) inicialmente quería ser pintor y llegó a compartir un estudio en París en 1966, pero pronto se decantó por el cine (su primera cámara de cine la tuvo a los diez años), con una franca influencia norteamericana, y descolló como un director de culto, el más vanguardista del nuevo cine alemán, con películas prestigiosas como Alicia en las ciudades (1974), París Texas (1984) o la famosa El cielo sobre Berlín (1987).
Como viajero empedernido desarrolló su gusto por la fotografía, que comenzó a los seis años con su primera cámara fotográfica, y desde aproximadamente 1986 ha realizado miles de fotos, faceta en la que le representa la galería londinense Blain Southern, y ha expuesto en Berlín, Shanghái, Roma o Bilbao. Solo usa la fotografía analógica, la única que refleja la realidad sin transformarla, como hace la digital y le permite ‹‹Escuchar las imágenes que veo, que me digan algo››, esos paisajes desolados con una mínima pero perceptible presencia humana, que parecen remitirnos al fin del mundo.
Fuentes.
Internet.
Exposiciones.
<Wim Wenders photographs>. Lleida. Fundació Sorigué (11 octubre 2013-30 marzo 2014). 16 fotos de gran formato panorámico (tres metros de ancho por uno y medio de alto): cinco de la Zona Cero de Manhattan durante el desescombro (2001), ocho del desierto de Australia (1988) y de Texas y el oeste de Estados Unidos, y tres de la central nuclear de Fukushima (2011). Las obras se expusieron en otras galerías de EE UU y Europa en las muestras <Surface of the Earth and Places> y <Strange and Quiet>. Reseña de Cia, Blanca. Wim Wenders muestra sus fotos en Lleida. “El País” (11-X-2013) 1 y 5. ‹‹Con la fotografía estoy yo solo. Es un trabajo solitario, una bendición››.

sábado, 18 de enero de 2014

Retrato de Jennie (1948), de William Dieterle.


Retrato de Jennie (1948). Portrait of Jennie. EE UU. Género: drama y fantasía romántica. Duración: 82 minutos. Dirección: William Dieterle. Intérpretes: Joseph Cotten, Jennifer Jones, Ethel Barrymore, Cecil Kellaway, Lillian Gish, David Wayne, Albert Sharpe, Henry Hull, Florence Bates, Felix Bressart, Clem Bevans, Maude Simmons. Guión: Paul Osborn y Peter Berneis, sobre la novela de Robert Natham, adaptada por Leonardo Bercovici. Música: Dimitri Tiomkin, con fragmentos de Claude Debussy y Bernard Herrmann. Fotografía: Joseph H. August. Efectos especiales:: Clarence Slifer (ganó el Oscar). Producción: David O. Selznick.

Trama.
En la posguerra, hacia 1947, Eben Adams, un pintor fracasado que no halla la inspiración apropiada para su gran talento, encuentra una noche invernal en Central Park a una niña, Jennie Stapleton, que viste según la moda de 1910 y queda conmovido por su pureza, que le infunde una sorprendente creatividad, que irá reflejando en un retrato que se perfecciona lentamente.
En las siguientes semanas o con pocos meses de separación, Adams encuentra nuevamente a Jennie, que en cada ocasión parece haber crecido años, y ambos se van enamorando con una gran ternura. Adams, en los interludios, comienza a investigar sobre su amada y descubre que procede del pasado y que pereció en 1920 en una terrible tormenta. ¿Ella es un fantasma o es un producto de la mente del pintor? ¿Podrá volver él a ella a tiempo de salvarla para vivir juntos su gran amor?

Opinión.
Retrato de Jennie, filmada en 1947 y estrenada en 1948, es una de las películas más arrebatadoramente románticas filmadas después de la II Guerra Mundial, cuando el público ansiaba cada semana nuevas comedias de escapismo amoroso o daba su complacencia a los melodramas Carta de una desconocida o Duelo al sol, pero la enrevesada profundidad de esta historia con un punto muy evidente de amargura desanimó el éxito comercial esperado en un primer momento, aunque con los años ganó fama y se consolidó como un clásico del género de amor fantástico.

Dieterle en la época que filmó Retrato de Jennie

El gran William Dieterle (1893-1972), un prestigioso director judío-alemán que salió en 1930 de su país y halló éxito e imperecedera fama en Hollywood, desarrolló aquí una preciosa joya, con escenas influenciadas por el expresionismo alemán como la de la escalera de caracol del faro, antecedente de la de Hitchcock en Vértigo.
Cotten en Central Park a la luz de una farola.

Jones y Cotten al final de la escena fantasmagórica del taller del pintor, cuando ella recuerda la tempestad.


Dieterle y el excelente fotógrafo Joseph August —que falleció de un infarto antes del estreno de esta obra, la cumbre de su carrera, por la que le habían nominado al Oscar—, crearon excelsos claroscuros tenebristas y momentos mágicos de una atmósfera envolvente como la de Jennie durmiéndose en el taller de Adams, y cuidaron en especial el tratamiento de los paisajes urbanos nocturnos de Nueva York, tal vez influidos ambos por el fotógrafo Steichen. A menudo August trata las imágenes sugiriendo la trama de una tela para que parezcan pintadas, y las reviste con una iluminación prodigiosa —como el hallazgo de la luna transformada en foco entre los rascacielos— , en destacados lugares como un onírico Central Park —la nitidez con que en el mismo plano retrata a los actores y un sky line convertido en un bosque urbano, un entorno fantasmal que no tiene igual en su tiempo—, el puente de Brooklyn, las escaleras de la New York Public Library frente a la quinta avenida, el interior del Metropolitan Museum of Art…, resultando una postal siempre grata al viajero amante de Manhattan.

Nace el amor.

Jones perdièndose en la bruma de Central Park.

Kellaway y Cotten en el taller del pintor, ante el retrato todavía inacabado.

Mención especial merece el argumento, que juega hábil y simultáneamente con el misterio de la inspiración creativa en busca de la obra de arte maestra por ser esta intemporal, el amor que también supera al tiempo (antes que lo narrara Kenzo Mizoguchi) y la perennidad de la belleza en sí misma. Podría decirse que esta es una de las películas más existencialistas de su época, sin tener aparentemente todavía noción alguna de la entonces emergente filosofía de Sartre y Heidegger.
Su mensaje es particularmente lúcido: el arte y el amor se nutren del misterio y la esperanza en el espíritu, pero se vacían de su sentido más ardiente al alcanzar la seguridad de lo real.
Las mujeres se presentan como el contrapunto espiritual a la razón y son las únicas capaces de entender al protagonista, un Cotten magnífico en sus dudas y su evolución psicológica, por lo que ganó el premio de actuación del Festival de Venecia en 1949.
Dieterle y Selznick escogieron un elenco femenino espléndido. Jennifer Jones, que amparada por el productor Seleznick (se convirtió en su esposa en 1949) había impresionado en 1943 con su famoso papel de santa en La canción de Bernadette y en 1946 con el de Perla Chávez en Duelo al sol, y en 1947, a sus 28 años estaba en la cumbre de su enigmática y pasional belleza. A a su alrededor destacan la actriz más relevante del teatro americano durante decenios, Ethel Barrymore como Miss Spinney, la galerista que protege al pintor porque cree en el amor y el arte puros, y en contraste su aparente reverso y partenaire espiritual, la genial Lillian Gish en un papel corto pero relevante como la monja que rememora los ojos tristes de su pupila y confía en una explicación religiosa para la experiencia mística del pintor.

Cotten ve en su taller por primera vez a Jones convertida en una joven mujer.

Después de haberla vista tal vez en una docena de ocasiones, a lo largo de muchos años, la recomiendo encarecidamente. Es una obra maestra que jamás envejecerá porque siempre alumbra nuevas y sorprendentes lecturas.

Fuentes.

Las películas Tolkien de El hobbit.

       La primera versión de El hobbit (1966), de Gene Deitch.




Deitch realizó en 1966 una primera versión de 12 minutos de El hobbit, con técnicas más de dibujo fijo inspirado por la ilustración de libros de cuentos infantiles (de menos de 10 años) que de animación, y logró una historieta con cierto encanto visual.
Fuentes.

La segunda versión de El hobbit (1977), de Rankin/Bass.


La versión de animación más completa fue realizada en 1977 por el estudio Rankin/Bass, con una duración de 77 minutos, y un encanto notable. Para dar dentera: lal voz de Gandalf la ponía el gran John Huston y la del dragón Smaug un Richard Boone admirable.
Fuentes.

       La trilogía de El hobbit (2012-2014), de Peter Jackson.




Primera parte:
El hobbit, un viaje inesperado (2012). EE UU. Género: aventuras y fantasía. Duración: 169 minutos (hay una versión extendida para DVD de 182 minutos). Dirección: Peter Jackson. Intérpretes: Martin Freeman, Richard Armitage, Ian McKellen, Kate Blanchett, Hugo Weaving, Andy Serkis, James Nesbitt, Christopher Lee. Guión: sobre la novela de Tolkien, adaptación por Fran Walsh, Philippa Boyens, Guillermo del Toro y Peter Jackson. Música: Howard Shore. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Jabez Olssen.
Primera parte de la nueva trilogía fílmica de la Tierra Media, cuenta la aventura del hobbit Bilbo Bolsón junto a Galdalf y una banda de enanos dispuestos a todo para recuperar su reino de las garras del dragón Smaug.

Las críticas iniciales no han sido casi unánimente positivas, como en la trilogía anterior. En general han destacado su espectacularidad y fidelidad a la novela original, pero también el excesivo alargamiento de la narración, pues libro de El hobbit ocupa aproximadamente la sexta parte de El señor de los anillos por lo que a priori el film parece muy hinchado para conseguir la mayor recaudación posible.
Una escéptica prevención, por tanto, era razonable antes de ir al cine, y no pocos aficionados se retrajeron aduciendo que temían quedar decepcionados. Pero la primera parte de El hobbit es una película excelente por muchos motivos.


Para empezar, las sólidas interpretaciones. Por ejemplo, Freeman compone un Bilbo puede que incluso superior al ya notable Frodo de Elijah Wood; Armitage es un Thorin de vigor humano impresionante, encabezando una partida de enanos muy convincentes en sus papeles; Serkis borda un Gollum asombrosamente matizado en su breve aparición; McKellen compone un Gandalf admirable en su sencillez como ya intuíamos antes de verle; y los demás comparecientes de la primera trilogía se notan cómodos en sus nostálgicos papeles.

La ambientación es excelente, como era de esperar, en la recreación de Hobbiton (la Comarca), Rivendel (la capital de los elfos) y la ciudad subterránea de los trasgos, y los paisajes abrumadoramente bellos de las montañas de Nueva Zelanda recobran el protagonismo que ya vimos en la trilogía anterior.

Y tal vez lo mejor es el guion, que transcurre con acertados y leves golpes de timón que van incrementando paulatinamente la acción y la emoción, hasta la gran batalla de masas en la caverna de los trasgos, intercalada con el encuentro entre Bilbo y Gollum en las profundidades, antes del hito de la batalla entre Thorin y su archienemigo. Heroísmo, amistad, lealtad... todos los alicientes morales que salpican la obra de Tolkien con un cálido aliento de humanidad durante la eterna lucha entre el bien y el mal.


Al final el público queda exhausto, felices los niños, emocionados muchos de los adultos. Esperando la segunda dosis de esta dorada pócima de entretenimiento y aventura, el 13 de diciembre de 2013.

Fuentes.
García, Toni. Entrevista. Ian McKellen. El gran mago de la interpretación. “El País” Semanal 1.889 (9-XII-2012) 40-45.
Celis, Barbara. Peter Jackson / Director de ‘El hobbit, un viaje inesperado’. “El País” (12-XII-2012) 46-47.
Cieply, Michael; Barnes, Brooks. Nueva Zelanda, patria oficial de ‘El hobbit’. “El País/The New York Times” (13-XII-2012) 5. Polémica por las grandes ayudas gubernamentales a la industria cinematográfica (hasta 200 millones de dólares en 2011), dominada por Peter Jackson, con hitos como la saga de El señor de los anillos y El hobbit.
Boyero, Carlos. ¿El hobbit? Más de lo mismo. “El País” (14-XII-2012) 46. Carga contra la película y toda la saga.
Llopart, Salvador. Variaciones Gollum. “La Vanguardia” (14-XII-2012).

Segunda parte.


El hobbit: La desolación de Smaug (2013). EE UU. Género: aventuras y fantasía. Duración: 161 minutos. Dirección: Peter Jackson. Intérpretes: Martin Freeman, Richard Armitage, Ian McKellen, Kate Blanchett, Hugo Weaving, Andy Serkis, James Nesbitt, Christopher Lee. Guión: sobre la novela de Tolkien, adaptación por Fran Walsh, Philippa Boyens, Guillermo del Toro y Peter Jackson. Música: Howard Shore. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Jabez Olssen.
La segunda parte ha sido una decepción pues baja mucho el nivel de la primera, como si la fuerza dramática se hubiera agotado. Sigue siendo cine interesante pero se esperaba mucho más. Falta emoción en los momentos intimistas, falta épica en las grandes escenas de lucha, falta una descripción convincente de los personajes. 
Falta demasiado.


Fuentes.
Costa, Jordi. Caballo grande, ande o no ande. “El País” (13-XII-2013) 47. Critica el excesivo metraje de las tres partes de El hobbit, y en concreto de esta segunda, de la que destaca tres secuencias clave, el enfrentamiento con la arañas, la huida en tones de la fortaleza élfica y el combate con el dragón, que Jackson no habría sabido resolver desde una perspectiva cinematográfica sino más bien como un videojuego arrollador.




El hobbit. La batalla de los cinco ejércitos (2014). EE UU. Género: fantasía. Duración: 144 minutos. Dirección: Peter Jackson. Intérpretes: Martin Freeman, Richard Armitage, Luke Evans, Ian McKellen, Aidan Turner, Evangeline Lilly, Orlando Bloom. Lee Pace, Ryan Gage, Cate Blanchett, Hugo Weaving, Christopher Lee. Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro. Música: Howard Shore. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: sin datos (probablemente el mismo Peter Jackson y ayudantes).
Un grave error. Se intuía que el alargamiento de la trama de la novela corta El hobbit (apenas tres cientas páginas) en una trilogía de casi nueve horas era una trampa comercial casi insoluble. Jackson, un genio sin duda cuando pone lo mejor de sí, expone aquí al desnudo sus límites como director, con un ritmo cansino y carente de épica, a ratos plano y aburrido hasta decir basta, lo que sugiere que no ha puesto su alma en el final de esta producción, sino desgana.
Ni siquiera ha retratado la sublime grandeza de los paisajes neozelandeses, difuminados por los efectos especiales y unas tomas aéreas sin sentido. Cuenta con una música sinfónica de calidad (Shore nunca ha defraudado en esta serie) pero en este filme su partitura no encaja armoniosamente con las imágenes.
Los personajes están desdibujados, sin aliento humano, como si fueran fríos estereotipos de sí mismos (el gran McKellen ni siquiera tiene momentos o diálogos para brillar), y la evolución de algunos es incomprensible: por ejemplo, los cambios psicológicos de Thorin no son creíbles pese a ser fundamentales en la historia y es especialmente lamentable la escena de su reconversión final al lado luminoso (Armitage parece incluso confuso ante su inanidad).
Las escenas intimistas carecen de emoción porque se busca la repetición de una grandilocuencia impostada, mas lo peor son las escenas espasmódicas (casi ridículas en su insipidez) de combates y la interminable batalla (dos páginas en el libro, tres cuartos de hora en la pantalla), narrada al modo irreal de un videojuego con ejércitos tan mal clonados que producen una desagradable sensación de engaño visual. ¡Qué inmensa diferencia respecto a las dos épicas batallas de El retorno del rey!
Hay algunos momentos de buen gusto. Sí. Pero el conjunto resulta un penoso error. Jackson  inició su sexteto de Tolkien tocado por el genio pero lo termina con un mal brochazo.
Fuentes.
Artículos.
Abril, Guillermo. Hobbit. El círculo se cierra. “El País” Semanal 1.990 (16-XI-2014) 30-40.
Ayuso, Rocío. Martin Freeman. ‘No soy el único Bilbo Bolsón. Soy el mejor’. “El País” (19-XI-2014).
Ocaña, Javier. Desmesura por acumulación. “El País” (19-XII-2014) 48.
Palacios, Jesús. Adiós a la Tierra Media. “El Cultural” (19-XII-2014) 46-47. Lamenta que Jackson caiga en el ridículo.

Las películas Tolkien de El señor de los anillos.

Las películas Tolkien de El señor de los anillos.

El señor de los anillos (1978). Primera parte: La comunidad del anillo. Dibujos animados. Dirección: Ralph Bakshi. Fue una estimable propuesta, con momentos bien conseguidos como la carga de los jinetes oscuros y la lucha con los orcos, pero se quedó muy por debajo de las fantasías de los aficionados y su relativo fracaso de taquilla impidió que prosiguiera con las otras dos partes.


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                                  La comunidad del anillo. Tráiler español. 3 minutos.

El señor de los anillos. Primera parte: La comunidad del anillo (2001).  EE UU. Género: aventuras. Duración: 178 minutos (cine), 228 minutos (versión extendida). Dirección, producción: Peter Jackson. Intérpretes: Elijah Wood (Frodo Bolsón), Ian Holm (Bilbo Bolsón), Sean Astin (Sam), Dominic Monaghan (Merry), Billy Boyd (Pippin), Ian McKellen (Gandalf), Viggo Mortensen (Aragorn), Orlando Bloom (Legolas), John Rhys-Davies (Gimli), Sean Bean (Boromir), Hugo Weaving (Elrond), Liv Tyler (Arwen), Cate Blanchett (Galadriel), Martin Csokas (Celeborn), Christopher Lee (Saruman), Brad Dourif (Lengua de Serpiente). Guión: Peter Jackson, Fran Walsh y Philippa Boyens. Música: Howard Shore. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Jamie Selkirk.

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¿Qué decir de este maravilloso film, servido en tres fiestas, que no se haya dicho ya? Para los  millones de enamorados de la obra de Tolkien, entre los que me encuentro, ver su magna historia en una pantalla fue un momento mágico de los que marcan una huella imborrable en tu memoria literaria y cinéfila. Jackson se convirtió con justicia en santo patrón de los tolkinianos porque en su trilogía casaba a la perfección dos deseos: la fidelidad bien entendida a la esencia poética de una historia inmensa que ahonda en el enfrentamiento eterno del Bien y el Mal, y el amor al cine con mayúsculas, ese que suspende infinitamente tu incredulidad y crea para ti un mundo de fantasía heroica imperecedero, que siempre tendrá un lugar en tus sueños. Hay secuencias épicas como ese plano que sigue a las llamas de esperanza en la libertad que en las almenaras de Gondor alumbran las cumbres, hay instantes que conmueven a los más fríos como esa caída en el abismo de Gandalf, arrastrado por el basilisco, hay momentos que te hacen llorar por dentro como esa hermosa carga de Faramir y sus valientes caballeros hacia la muerte que los abrazará ineluctable. McKellen, Mortensen y todos los actores alcanzaron también ese cima mágica con ese halo imperecedero del que carecerán sus películas posteriores, con ser magníficas en muchos casos.


                                    Las dos torresTráiler español. 3 minutos.

El señor de los anillos. Segunda parte: Las dos torres (2002). Duración: 179 minutos (cine), 223 minutos (versión extendida).. Intérpretes nuevos: Bernard Hill (rey Théoden), Miranda Otto (Éowyn), Karl Urban (Éomer), David Wenham (Faramir), John Noble (Denethor), Andy Serkis (Gollum / Sméagol).

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                    El retorno del rey. Tráiler español. 3 minutos.

El señor de los anillos. Tercera parte: El retorno del rey (2003). Duración: 201 minutos (cine), 251 minutos (versión extendida).

Cinco escenas eliminadas de la trilogía 'El señor de los anillos'. 10 minutos.

Fuentes.

Libros
Fisher, Jude. El señor de los anillos.  La comunidad del anillo. Álbum de la película. Minotauro. Barcelona. 2001. s/p. 

Artículos.
Piquer, Isabel. La invasión de los ‘hobbits’. “El País” Semanal 1.315 (9-XII-2001) 8 pp, s/n. 
Ayuso, Rocío. Entrevista. Ian McKellen / Actor. ‘Con Gandalf me ha tocado el mejor de los magos’. “El País” (21-XII-2001) 53. 
Torreiro, M. Apoteosis de  la aventura. “El País” (21-XII-2001) 53. 
De la Iglesia, Álex. Por fin,  la aventura. “El País” (21-XII-2001) 54.
Altares, Guillermo. En un mundo de magos y ‘hobbits’. “El País” (6-X-2012) 48. Fascinación por El señor de los anillos.
García, Toni. Bienvenidos a la madre de todas las batallas. “El País” (13-X-2012) 36. La segunda parte.

Cuando ruge la marabunta (1954), de Byron Haskin.

         Cuando ruge la marabunta (1954), de Byron Haskin.
Cuando ruge la marabunta(1954). The naked jungle. EE UU. Género: drama de aventuras. Duración: 95 minutos. Dirección: Byron Haskin. Intérpretes: Charlton Heston, Eleanor Parker, William Conrad. Guión: Philip Yordan, Ranald McDougall, Ben Maddow. Música: Daniele Amfitheatrof. Fotografía: Ernest Laszlo.
En 1901 dos personajes extremos, unidos por el azar en un destino que se presume trágico, se han casado sin conocerse, por correspondencia. Christopher Leiningen (Charlton Heston) es el dueño de una gran plantación de cacao en la zona brasileña del Río Negro, un caudaloso afluente del Amazonas, a la que ha entregado su solitaria y reprimida vida, troquelada por las penosas dificultades de la selva, y quiere tener un hijo al que legar su imperio. Joanna (Eleanor Parker) es una dama de impecable educación de Nueva Orleans, una viuda no exenta de remordimientos, dispuesta a arriesgarlo todo, a aventurarse en los confines del mundo civilizado porque ansia encontrar el amor y dar sentido a su vida. Ambos forjan unas interpretaciones a la altura de las mejores de sus carreras, y en cada escena, sobre todo en esas frases ante el piano cinceladas de dobles sentidos rozando lo prohibido, se percibe que disfrutan en su perfecta química de pareja imperfecta.
Sus esperanzas chocan con los muros de sus frustraciones y sus fantasías, y pronto son además amenazadas por la aparición del monstruo, la devastadora marabunta, una plaga de millones de hormigas rojas que no retroceden ante ríos ni montañas en su hambre de devorarlo todo. Y entonces se desata el melodrama, doble melodrama: la pareja como símbolo de la civilización enfrentada a la naturaleza salvaje, y la pareja a la vez enfrentada en su mismo seno por el primitivismo de él y la refinada cultura de ella, extremos que se atraen y repelen, pero que forjan escena a escena una historia de abrumadora y convincente pasión.
La represión sexual de él es además un trasunto perfecto de la represión de tantos espectadores de la época. Baste decir que en España corrió el rumor de que la censura había intervenido porque las hormigas eran en realidad batallones de mujeres desnudas. Podemos imaginarnos la mirada ingenuamente perversa de los que soñaban avistar algún plano que se les hubiera pasado por alto a los censores.
La historia se basa en un relato de Carl Stephenson, titulado Leiningen versus the Ants, traducción por el autor en 1938 del original alemán de 1937, adaptado primero en 1948 para la radio (Leiningen era el narrador y lo interpretaba William Conrad, que en el film se convirtió en el funcionario brasileño) con gran éxito. George Pal organizó para la productora Paramount Pictures un rodaje corto, de apenas unas semanas, en un paraje de Florida muy apropiado, y relativamente con pocos medios y gastos, pero puso al mando a un experto en efectos especiales (sin duda lo que peor ha envejecido del film), el conocido Byron Haskin, el mismo que había dirigido el año anterior La guerra de los mundos, que aprovechó con maestría la nueva técnica del Technicolor, bien acompañado por un guión a varias manos entre las que se puede destacar la de Philip Yordan, que ganó el óscar al año siguiente por Lanza rota, la fotografía del experto Ernest Laszlo, que dio el tono perfecto a los planos medios que dominan en las escenas de interior, y la música del gran Daniele Amfitheatrof, menos reconocido de lo que se merece (también compuso para Heston la partitura de Mayor Dundee), que remachó vigorosamente los máximos momentos de peligro y tensión erótica.
He visto esta maravilla una docena de veces y siempre le encuentro matices nuevos. Esa es la grandeza de lo clásico, sea en el arte, la literatura o el cine, que siempre lo revisitas con mayor gozo y provecho.

Fuentes.
Internet.