Iván el Terrible I (1943-1944), de Sergei M. Eisenstein.
Iván el Terrible I (1943-1944). Metraje-duración: 2.745 m., 1h. 30’. Productora: COKS (Estudio Central de Cine de Alma-Ata). Dirección: Sergei M. Eisenstein. Guión: S. M. Eisenstein y Piotr Pavlenko. Colaborador: D. I. Vasiliev. Fotografía: Eduard Tissé (exteriores) y Andrei Moskvin (interiores). Decorado: Isaak Spinel y otros. Montaje: S.M. Eisenstein y Elfir Toback. Música: S. Prokofiev. Ayudante de interpretación: Elena Telesheva.
Reparto: Nicolai Cherkasov (zar Iván), Liudmila Celikosvkaia (Anastasia Romanovna, su esposa), Andrei Abrikosov (boyardo Fedor Kolicev, después metropolitano de Moscú), Serafima Birman (Eufrosina Starickaia), Pavel Kadocnikov (Vladimir Andreevic), Mijail Zarov (Maljuta Skuratov), Amvrosy Bucma (Alexei Basmanov), Nijail Nazvanov (príncipe Andrei Mijailovic) Kurbski), Vsevolod Pudovkin (el inocente)...
Antecedentes: El zar Iván Vassilievitch el Terrible (1915), de A. Ivanov-Gj.
ARGUMENTO:
La coronación de Iván IV en la catedral de la Dormición. El joven zar declara que las prerrogativas de los boyardos serán limitadas, que el principal sostén de la monarquía será el regimiento de los streltsy y que la tarea esencial del Estado será la liberación de las tierras rusas ocupadas. La oposición aristocrática es encabezada por la tía del zar, Eufrosina.
La conquista de Kazán.
Después de su matrimonio con Anastasia Romanovna, el zar emprende la conquista de Kazán. Sus tropas asedian la ciudad, tomada tras duros esfuerzos. El príncipe Kurbski se enfrenta al zar por cuestiones de orgullo, ambición y amor.
De vuelta a Moscú, el zar cae enfermo y cuando todo el mundo ha asumido su pronta muerte el zar se recupera gracias a los cuidados de su fiel esposa, que resiste las tentaciones amorosas del boyardo Kurbski, pretendiente al trono.
La oposición procede con astucia y la tía del zar, Eufrosina, que quiere colocar en el trono a su propio hijo, envenena a la zarina, mediante la mano involuntaria del mismo zar. Iván se lamenta sobre la tumba de su esposa de la soledad del poder.
Sus grandes planes para la reforma modernizadora de Rusia son saboteados por la traición de los boyardos (la nobleza terrateniente), que se alían con sus enemigos.
Compungido, se retira en la villa de Alexandrovskoe, pero la población de Moscú que se la ha mantenido fiel en la adversidad marcha en procesión para reclamar su retorno e Iván jura consagrarse a la causa de Rusia, caiga quien caiga.
COMENTARIO Y CRÍTICA
De este film Chaplin dirá: «Es la película histórica más importante que se filmó alguna vez. Su ambiente es magnífico y su belleza supera a todo lo visto hasta ahora en el cine». [Revista “F. S.” 78/5 (1978) 33].
Este filme es la primera parte de su mayor proyecto (concebido en 1941), que también sería el último. El ciclo de Iván el Terrible (Ivan Grozni), rodado en el periodo 1943-45, es una verdadera obra maestra, de una perfección formal posiblemente sin precedentes en la historia del cine mundial.
Fue una aventura por las dificultades de la producción en la lejana Alma-Ata siberiana, en pleno periodo bélico, aunque estaban atemperados porque contaba con actores de primer orden, maquetas y decorados reconstruidos con compleja minuciosidad, con la música de Prokofiev, con su mejor grupo de técnicos y allegados...
Es evidente la influencia estética de El Greco, Piranesi (los interiores oscuros del palacio del zar están sacados de las Carceri piranesianas), el expresionismo, la pintura medieval rusa de iconos (preciosa la iconografía mariana de la zarina en su lecho de muerte), etc.
El montaje alcanza aquí una de las cumbres del ritmo visual, pese a la notable austeridad de los movimientos de cámara. La simbología es asimismo muy austera, con planos escogidos para representar la iconografía del poder en toda su majestad, como en la escena de la Coronación o la tienda imperial en la campaña de la conquista de Kazan.
La caracterización y profundidad psicológica de los personajes es asimismo excelente. La oposición de la modernidad que anuncia el zar absoluto (símbolo del estado moderno) con la tradición representada por los boyardos y la Iglesia está servida por un impresionante contraste de personalidades que giran alrededor de la conquista del poder, pero profundamente humanizados por otros ideales: el amor, la amistad, la fidelidad...
La música de Prokofiev para esta parte, como la compuesta para la segunda, se engarza de un modo inmarcesible con la imagen. La mutua confianza que se tenían el director y el compositor se legitima con creces en esta partitura. Lograron crear una obra total, de inusitada perfección.
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