Prometheus (2012). EE UU Género: ciencia-ficción. Duración: 124 minutos. Dirección: Ridley Scott. Intérpretes: Naomi Rapace (Elizabeth Shaw), Michael Fassbender (David), Charlize Theron (Meredith Vickers), Guy Pearce (Peter Weyland), Idris Elba (capitán Janek), Logan Marshall-Green (Charlie Holloway), Patrick Wilson (padre de Shaw). Guión: Jon Spahits y Damon Lindelof. Música: Marc Streitenfeld. Fotografía: Darius Wolski. Montaje: Pietro Scalia. Producción: Ridley Scott, David Giler y Walter Hill. Diseño de producción: Arthur Max.
Naomi Rapace.
Charlize Theron e Idris Elba.
Trama.
Dos arqueólogos descubren en 2089 evidencias de una antigua visita de unos extraterrestres, que bautizan como los Ingenieros, y se abren grandes incógnitas sobre el origen la Humanidad. Tiempo después, la corporación Weyland envía una nave espacial a recorrer las pistas en los confines del Universo conocido, pero el ansia de conocimiento (David pregunta: ¿hasta dónde llegarías para obtener respuestas?) y el deseo de inmortalidad despertarán la amenaza de una peligrosa civilización, y entonces los exploradores deberán luchar por su propia supervivencia y de la especie humana.
Opinión.
Ridley Scott revisita el género de la ciencia-ficción en el que había deslumbrado con sus magnas Alien, el octavo pasajero (1979), de la que es una remota precuela (la primera aventura de la serie ocurría hacia 2120), y Blade Runner, con la que se emparenta en su sensibilidad y pesimismo existencial.
Los medios técnicos son apabullantes, como era de prever, cuidando con esmero cada detalle para que las naves, el viaje estelar y el planeta resulten plenamente creíbles. El conjunto está superdotado con una historia de profundidad más filosófica que psicológica, un ritmo narrativo pletórico y una impactante fuerza visual, de los que no hay parangón en el cine actual.
David Fassbender.
El papel más agradecido en mi opinión es el de David (Fassbender está inmenso en este austero pero complejo papel), un frío humanoide pero tal vez más humano que nadie, un especialista en el siglo XIX que tiene un compromiso romántico con la vida y la belleza. La arqueóloga Shaw y la tripulante Vickers (Theron) están excelentes en sus papeles casi opuestos, la primera ansiosa de desvelar los secretos de la divinidad, y la segunda escindida entre su deber y su compromiso familiar.
En suma, una obra maestra y esperemos que no sea el canto del cisne de Scott.
Fuentes.
Internet.
AA.VV. Wikipedia.
Artículos.
Costa, Jordi. Ansiedad de trascendencia. “El País” (3-VIII-2012) 36.